domingo, 20 de marzo de 2011

LA RUTA DEL COLESTEROL



Hoy voy a inaugurar nuestro nuevo blog con una  crónica de mi factoría.

No titulo así mi crónica en tono despectivo ni mucho menos, pues las rutas las hacemos fáciles o difíciles nosotros mismos, depende del ritmo que llevemos. La llamo así porque fue una ruta, sin prisas pero sin pausas.
 Como no podía disfrutar de la compañía de los Valentín´boys por la tarde, me decidí a dar una vueltina por la mañana.
Salí sin rumbo fijo, senda de la Camocha  y al llegar al final de Poblado, cojí la cuestina que hay a la izquierda,  y que tras una entretenida subida ( buena para despertar las piernas ) y una bajada asfaltada, llegas a la carretera que va a Pola de Siero.
Un buen día para rodar y disfrutar de la bici, sol, calorcito, y la ausencia del Sargento Playu para ponernos firmes en las cuestas, hacían que el día casi fuera perfecto.
Subí hasta la Collada y ante la duda de si volvía por donde el monumento a los bomberos o seguía por el asfalto, al final opté por la segunda opción.
Subiendo hacia Muncó, se me volvieron a la memoria mis “ años jóvenes “, cuando con los amigos, íbamos a ver la subida a Muncó de automovilismo, y luego, hacíamos nuestros pinitos con mi Ford Fiesta 1.300 con la música de los Chichos a todo volumen.
¡!  Que recuerdos …..¡¡¡ . La verdad es que cuando uno recuerda estas “batallitas “ es señal de que tiene unos cuantos años….
Bueno, que se me va la olla. Subiendo hacia Muncó, miré hacia atrás y vi. un ciclista que venía. Apreté el ritmo para que no me pillara, al menos antes del alto y al final, lo conseguí, pero si alguien pasa por allí y me puede traer el corazón ( que se me salió por la boca ) y la lengua ( que se me enrolló en el pedalier…..) , se lo agradecería.
Bajadita hasta La Pola y vuelta a casa.
En Noreña, rodé un poco con otro ciclista y luego me junté con un grupito de ciclistas de los “ auténticos”. El que menos, yo creo que llevaba encima, por lo menos , 60 calendarios. Fue muy bonito acompañarlos.
Subiendo la Madera, se cortaron en dos grupos, y los comentarios eran muy simpáticos :
-          “Cagüen tal, ¿ porque los ingenieros harán carreteras con cuestas ?”
-         “¡! Venga venga, que arriba nos esperan unes moces  guapísimes “
-         “¡- pues a mí que me espere sentada…!”
Rodando con ellos, lo pasé muy bien, mirándoles y mirando sus bicis y me dieron una envidia sana ; ¡ Ojalá yo pueda llegar a sus años y poder aún salir a pasear con la Nenina…..¡
En el alto, yo paré , a comer algo y a ver una vista preciosa de Gijón, y ellos, cada uno a su ritmo, se “ lanzaron “ camino de la ciudad.
Yo bajé a mi ritmo y al llegar a casa, aún no se me había quitado la sonrisa de la cara de recordar el ratín que compartí con aquellos “ paisaninos”.
Creo que les dedicaría a ellos mi crónica si la leyeran, pero sinó, les mando todo mi ánimo para que sigan con su afición y su buen humor.
¡! Vá por vosotros compañeros ¡¡¡.    Un saludo a todos                  

WILLY

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