martes, 21 de agosto de 2012

EL COMANDO REPECHÍN ASALTA EL CUITU NEGRU


Este sábado, la COER (Compañía Operaciones Especiales de Repechinos) tenía orden 
del Estado Mayor, de conquistar la montaña del Cuitu Negru.





 



Ya era una operación realizada en otras ocasiones, pero esta vez, el Sargento Playu y el Cabo 1º Turonman, decidieron atacar la posición desde una zona diferente a la habitual de subir por el asfalto.
La táctica de hoy era la del despiste. Por un lado se envió al pelotón de Reconocimiento, al mando del Cabo Mr.43 y con los soldados de 1ª , Doctora y Alloriau por el asfalto para ver como estaba la zona.
Por otro lado, el resto de la Patrulla Repechín se dirigía desde Puente Los Fierros, hacia la zona por caminos y caleyas de la provincia de León,  para no despertar sospechas en el enemigo que pudiera estar siguiendo la operación.
Los soldados  llamados para esta operación fueron  Yeloqhay, el Yogurín, Piti, Willy, Kike con K, Manny, Trancas y la compañía de Guardado, que nos acompañaba tras su incursión en tierras portuguesas.


De entrada, el mando operativo decidió una subida de unos 13 km en la que la tropa fue eliminando las cervezas acumuladas en la cantina del CIR, Centro de Instrucción de Repechinos.







En estos 13 km. se llegó a una altura de 1675m, casi nada, pero nadie dejó ver el mínimo atisbo de debilidad, a sabiendas de que la operación solo acababa de empezar.
 

Una vez arriba, bonitas vistas, y algún lugareño paseando por la montaña, pero nada que inquietara a la milicia.
Un poco de ruta cresteando, pero más bien siempre tirando hacia arriba, llevó a nuestros participantes a enlazar con la Vía de la Carisa, donde pudimos “intuir” donde estaba el famoso castro romano.
La ruta no estaba organizada por Yeloqhay, como la Riboira, y no hubo explicación como en los petrógrifos , así que nos imaginamos el asentamiento y seguimos.
Una buena bajada, pero con bastante piedra suelta, hizo que el soldado Kike tuviera una avería en su “todoterreno”, con resultado del tubo del líquido de freno trasero seccionado por una piedra, pero como si no pasara nada se continuó la operación como si tal cosa.
 
Las malas lenguas decían que había sido un boicot de Mani, que era un “Charli” infiltrado y no quería que le dejaran atrás en las bajadas.
 
Llegamos a Pendilla de Arbás, con menos agua que las botas del Sargento, y allí conseguimos reponer el líquido elemento gracias a la amabilidad de sus habitantes. Lo que no nos gustó mucho, es que nos querían tener localizados en la montaña, colgándonos al cuello unos extraños instrumentos sonoros que nos enseñaron. 
 
 
 
A la vista de aquello, salimos pitando dirección a Camplongo de Arbás y como los antiguos Makis, nos tiramos al monte.
El calor aumentaba considerablemente pero la operación seguía su curso.
El vehículo del Sargento tuvo una pérdida de aire en una de sus ruedas pero nuevamente, el trabajo en equipo solventó el problema rápidamente.
 
 
 
 

Aquí empezó otra parte bastante dura, en la que tras una fuerte subida, la mayoría de nosotros tuvimos que poner pie a tierra para “trepar” por un cortafuegos que nos llevaría a la zona alta desde donde veíamos Busdongo a nuestros pies y el alto del Cuitu Negru, en el horizonte.
 
 
 
 
 
 
 
Cansados de subir y algunos de nosotros con bastante hambre, nos las prometíamos muy felices al escuchar que ya solo nos quedaba coger una pista y dejarnos caer hasta Busdongo. Lo que no sabíamos era que la pista estaba  a unos“200 metros abundantes mas adelante”.
 
 
 
Algunos de los comandos Repechineros, acostumbrados a sobrevivir como sea, y viendo que la comida se podía alargar, empezamos a buscar alguna raiz de matojo comestible, preparar una ensalada de cotolla y de postre, una infusión de té de montaña hecho con agua del abrevadero cercano.
Sin casi tiempo, seguimos hacia nuestro objetivo, que a la vez estaba tan cerca y a la vez tan lejos.
 
 
Bajamos por fin a Busdongo y allí nos dijeron que unos de los del Pelotón de Reconocimiento había pasado por allí hacía unas tres horas.
El Yogurín, Yeloqu´hay y yo cargamos agua en nuestras cantimploras de montaña en la fuente de Arbás del puerto, y seguimos al resto del grupo que ya se había encaminado hacia el campamento base en el Brañillín, a los pies de nuestro objetivo, el Cuitu Negru.
 
 Una vez reagrupado el pelotón en el Brañillín, tocó reponer fuerzas. Nuestras raciones de campaña sirvieron para volver a poner un poco de alegría en nuestras caras. Ante el asalto final, decidimos no dar un golpe de mano y arrasar la cocina del restaurante y repusimos solo las energías justas para subir.
 
 
Nuestro compañero Mr.43 ya se encontraba en lo alto de la montaña, “asegurando la posición” y vigilando que nuestro ataque final no se frustrara por ningún imprevisto.
Las fuerzas estaban justas, pero poco a poco todos tomamos rumbo al infierno.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Los ataques fueron continuos, y el tiempo no nos acompañó en el asalto final, pues un viento bastante fuerte y racheado nos obligaba a doblarnos, casi a subir reptando  para lograr nuestro objetivo.
Poco a poco, y en fila india fuimos llegando todos a la cima, donde nos esperaba Mr. 43, como siempre, fumándose unos puritos. 
Una vez reagrupados, iniciamos el descenso hacia donde nos esperaban nuestros vehículos de transporte para volver a llevarnos a nuestro cuartel en Cimavilla.
Teníamos acumulados en nuestras piernas unos 2200 m. de desnivel positivo, pero para volver sin ser vistos por el enemigo, decidimos, al pasar el Pueblo de Pajares, coger un “atajo” que nos regalaría otros 600m. a nuestras cansadas piernas.
Algunas pequeñas diferencias al interpretar los planos de la ruta nos hicieron dudar en algunos cruces, y rodar y rodar hasta encontrar la ruta buena.



Creíamos estar cerca de la pista que nos bajaría al asfalto, pero la verdad es que tardamos en llegar. Lo que por carretera estaba cerca, por el monte, parecía no llegar nunca. Pasamos junto a la estación de Pajares y la pista de bajada no llegaba nunca. Cuando un parroquiano nos dijo que era la última cuesta que nos quedaba, nos dio la mejor noticia del día. Lástima que no nos dijo cuantos kilómetros de subida tenía dicha cuesta.
 
 
 
El cansancio y el hambre volvían a aparecer, y seguro que más de uno, viendo la gran cantidad de vacas que había por la ruta, ya se las estaba imaginando en chuletones y rodeadas de patatas fritas. El único impedimento eran los enormes perros mastines que las estaban cuidando, alguno de los cuales nos hizo esprintar cuando creíamos que ya no nos quedaban fuerzas ni para respirar.
Por fin empezamos a bajar y enseguida llegamos a la carretera donde pudimos dar por finalizada nuestra operación secreta.
Una vez que nos quitamos nuestros “uniformes de campaña”, ya pudimos mezclarnos con el resto de los habitantes y pasar desapercibidos. 
 
 
Y hasta aquí nuestra operación táctica. Otra más que ha sido un éxito.
Los Repechinos seguimos en forma. Ahora a esperar órdenes del Estado Mayor para próximas batallas. 

 WILLY

P.D.  Aquí un enlace para ver todas las fotos de Willy del Yogurin y del Sargento. Aqui otro enlace para ver las fotos de YLQH. y por último aquí el enlace de los vídeos de la cámara en la bici de un servidor, tal cual se grabaron sin editar. en unos días pondré el enlace al vídeo editado que está en el post anterior.