LA CUCHIPANDI EN LA RIBOIRA SACRA

¡¡ Por fin la Cuchipandi de los Repechinos volvimos a una de nuestras ineludibles citas del calendario en tierras gallegas!!!

O sea, te lo juro por mi tija pija que estábamos ansiosos por volver a disfrutar de las rutas que Yeloqhay nos tenía reservadas este año.

Como siempre, nos alojamos en el “hotelito” que nuestro compi Josema tiene allí, y donde, como siempre, el trato de los empleados fue impecable.

El viernes, tranquilamente, y sin sudar, que es de pobres, fuimos llevando nuestras Samsonite hasta el garaje de Peter Stone.

Nuestras mejores galas estaban en nuestras maletas, para lucirlas en la “pasarela” gallega y también estrenábamos fundas para las bicis, diseñadas en exclusiva para los Repechinos,  gentileza de nuestra diseñadora internacional Dolo Chanel.

Peter, Piti, el Playu, Mani, Yeloqhay y yo, nos fuimos en el “monovolumen” de Peter, un Mercedes de color amarillo divino de la muerte.

Las bicis, aunque viajaban con nosotros, no nos molestaban, porque cada una tenía su funda personalizada y estaban súper fashion.

 Por otro lado, en el Audi de Trancas, viajaron el mismo Trancas, Janjun, Lynux y el Cuerpo.

Turonman, llegó más tarde con su Citroen C4 Gran Picasso Top Line Full Equipe desde tierras leonesas.

La cena del viernes la hicimos en uno de los mejores restaurantes de Monforte de Lemos, O Xugo. Todo perfecto, nosotros nos comimos unos platos de “cocina de autor” que nos animaron para la ruta del día siguiente.

 

La única pega es que no nos cerraron el restaurante para nosotros solos, y es que lo tuvimos que compartir con otra gente más humilde y que comían hamburguesas, costillas, calamares y croquetas. Lo que más nos molestaba era que estaban viendo en la tele un partido de futbol, con lo ordinario y bruto que es ese deporte. ¡!!!Donde esté un partidito de Squash!!!!

Pero bueno, te lo juro, te lo juro, te lo juro, que el sitio era Total y lo recomendaremos a nuestros amigos del club, del foro y de wasap, y a los del line también.

De vuelta a nuestro alojamiento, las habitaciones estaban impecables y tenían hasta el último detalle. Camas “personalizadas”, y mobiliario de los mejores anticuarios del país.

Lo que no nos gustó mucho, es que los baños eran todos iguales, tenían la misma decoración, y parecía que siempre entrabas en el mismo. En defensa de Yeloqhay, tengo que decir que lo mejor del catálogo de Porcelanosa estaba por todos los rincones. Lavabo de mármol de Carrara, Hidromasaje, Inodoro con calefacción….bueno, lo normal para que nos sintiéramos como en casa.

Una música de fondo, del Concierto Nº 1 Para Campana de Mozart, nos acompañó toda la noche haciendo que nuestros sueños fueran inolvidables.

A la mañana siguiente el desayuno bufette nos cargó de energía para encarar la ruta que nos esperaba.

Los empleados del “hotel” nos habían preparado la ropa en los vestidores y engrasado las bicis, y así, sencillamente, empezamos a pedalear.

El paseo del sábado nos llevó a disfrutar de los bosques cercanos al pueblo de Bulso, en el concejo de Sober. El tiempo era fresco y perfecto para pedalear. Recorriendo estos preciosos parajes, pasaba el tiempo lentamente y los kilómetros tardaban en moverse en nuestros gps.

Tampoco avanzábamos en los metros que debíamos de escalar, y así, disfrutando de la compañía el tiempo iba pasando.

La primera incidencia, en forma de avería, fue la de nuestro amigo, Janjun, ya que su flamante Stropezaiced rompió la cadena, pero enseguida llamó a sus empleados y tras la reparación seguimos la ruta.

Con el frío de la mañana y el madrugón, Lynux no pudo echar su crema hidratante de Aloe Vera en piernas y brazos, cosa que subsanó dándose un baño reparador en el barro terapéutico del Spa “el Jabalí “ que nos quedaba de paso en una trialera cercana.

Tampoco se libró de los percances, el Cuerpo, que bajando por uno de los pocos caminos “sin asfalto ni aceras” por el que pasamos, salió por las orejas de su bici, pero que gracias a los reflejos, no pasó de susto y no manchó su uniforme de Armani.

El tiempo iba pasando y toda la Cuchipandi lo pasábamos súper chachi. Bromas chistes, algún chisme y algún cotilleo nos ayudaban a llevar mejor el recorrido.

No os voy a aburrir nombrándoos todos los pueblos y urbanizaciones por los que pasábamos, entre otras cosas, porque mi Blacberry quedó sin batería y no pude apuntar todos los nombres, claro mi trabajo me impidió ir a cambiarla y como tenía seis meses, ya era vieja, pero no volverá a pasar, ya tengo mi “Aifon 7” con carcasa de “Esbaroski” y va súper bien.

La hora de la comida llegó sin darnos cuenta y aquí disfrutamos a tope del catering que nos había preparado nuestra cocinera-nutricionista particular y poseedora de 5 estrellas en la Guía Mi Chigrín, Escuciplando.

Las viandas de que disfrutamos estaban para chuparse los dedos, productos de primera calidad y unas manos expertas hicieron que recordáramos a la cocinera a cada bocado que dábamos.

Tras una pequeña visita al “puerto deportivo” del Sil, donde creímos estar en Marbella, viendo los “yates” que allí fondeaban, iniciamos una entretenida subida hasta la Catedral de San Mauro, 2º lugar más importante de peregrinación de Galicia, después de Santiago de Compostela.

El paseo por entre los viñedos, te lo juro por mi cambio XTR, fue muy bonita, pero osea, lo que no nos gustó nada nada, pero para nada,  te lo juro te lo juro, fue que la gente estaba sudando, ¡¡¡¡Qué horror!!! Salimos de allí pedaleando todo lo rápido que nuestras depiladas y morenas piernas nos permitían.

Antes de llegar a casa, tuvimos que pasar por una zona que había sido recuperada para el mtb por unos aficionados a la bici, entre los que se encontraban los dueños del restaurante O Xugo, a los que les agradecemos todo el trabajo que allí realizaron.

Las incidencias de hoy, casi las acaparó el Sargento Playu, pués quería ser el centro de la panda y no hacía más que pinchar a cada dos por tres. Alguno decía que había comprado sus neumáticos en el rastrillo, cosa que se apresuró a desmentir enseñándonos los resguardos de su Visa Cimavilla Platino en los que estaban reflejadas sus compras en la boutique de ciclismo donde habitualmente sus mecánicos hacen las compras.

Lo más duro fue esperar a que repararan los pinchazos, porque no había ningún “ambigú” cercano donde refrescarnos con unos cócteles a la sombra de unas sombrillas. ¡¡¡¡Imaginaros, tuvimos que esperar DE PIE, o sentados en EL SUELO ¡!!

Pero bueno, el servicio de asistencia en viaje llegó pronto y seguimos nuestra marcha.

Como el día se nos pasó volando, regresamos a casa y tras una sesión de spa y un masaje reparador, volvimos a nuestro restaurante a cenar.

Decidimos apostar por las sensaciones fuertes y decidimos comer las mismas cosas que los lugareños, y la verdad es que no estaban nada mal. Intentamos pasar desapercibidos y nos pusimos ropa de mercadillo y la verdad es que disfrutamos mucho. 

Incluso Trancas se fundió en el bullicio de la gente y hasta animó cuando el Madrid, un equipo de futbol que visten de blanco, marcó un gol, aunque todos decían que era una vergüenza que ganaran así a un equipo tan humilde como aquel que tenía enfrente.

Tras la cena, volvimos a nuestros aposentos y a descansar.

Janjun, cambió su habitación por una en el ala norte, porque prefería escuchar la sinfonía nº 2 para Ronquido y Respiración Fuerte, de Mani, en vez de las campanadas del otro lado de la casa.

El domingo, amaneció nublado, y con nuestras equipaciones de los Domingos, salimos nuevamente a recorrer los parajes cercanos.

Unos bonitos pueblos, explicaciones de nuestro guía sobre casas señoriales y el paso de los Templarios por la zona, vistas espectaculares de los viñedos en plena vendimia y bosques llenos de huellas del paso de los jabalíes nos llenaron la mañana.

También visitamos los famosos Petroglifos de Sober, donde nuestro guía particular se explayó a fondo en sus conocimientos de historia y arqueología.

Lástima que se nos empezara a desencadenar jaqueca momentánea de tanta explicación, sino, seguro que seguiríamos allí escuchando su amena charla, pero preferimos utilizar nuestra conexión 4 G  y ver todo en nuestros aipad o en las tablet al llegar al hotel.

Un paseo por la orilla del “river” y unas fotos en los molinos donde nos explicaron que se molía el trigo para preparar pan  ( la mayoría creíamos que se hacía en las boutiques del pan) , sirvieron para que la mañana llegara a su ecuador.

Aquí, nuestro compi, el Cuerpo, llevó un pequeño susto, cuando creyó que unos desaprensivos habían robado su bike. Y la verdad es que no sé que podrían haber visto en ella que no vieran en las demás, aparte de la fibra de carbono, el titanio y los componentes XTR por todos los sitios. Bueno, lo habitual en nuestras bicis.

Después, unas subidas hasta la parte alta del río, donde disfrutamos de las preciosas vistas desde los miradores remataron nuestra odisea.

De vuelta al “hotel”, el “servicio” ya había recogido nuestras pertenencias, las maletas ya estaban listas para meterlas en los coches, y los mecánicos embalaron nuevamente las bicicletas para el viaje de vuelta.

La comida esta vez fue en una pulpería, que estaba reservada en exclusiva para nosotros. La comida gallega por excelencia, corrió por las mesas en abundancia y  sin ninguna queja. Unos chupitos de orujo y unos cafés, pusieron el colofón a un fin de semana espectacular, que nada tuvo que envidiar a los que nos pasamos en nuestros chalets de la sierra o cuando nos vamos a Baquiera con nuestras tablas de snowboard.

La verdad es que lo pasamos como auténticos marqueses, ¿o no?

Y hasta aquí nuestro “finde”, y te lo juro te lo juro por mi 29 doble de carbono, que espero volver el año que viene.

                                                                                            WILLY

Quiero dar las gracias a todos los que en mayor o menor medida colaboraron en que esta excursión pudiera llevarse a cabo.

Desde Pedro, Samu y Roberto por poner los coches, a los chicos del restaurante O Xugo por las atenciones que tuvieron con nosotros, y por lo que trabajaron en abrir y hacer transitable parte de la ruta que hicimos.

También a la gente de la Pulpería Magin por esperarnos hasta bastante tarde para darnos de comer, y sobre todo a Jose yeloqhay, por sus desvelos porque todo saliera bien. Seguro que cuando nos sentamos el domingo en el coche, descansó de verdad de todos sus quebraderos de cabeza.

Espero también que todo el que lea esto, entienda el tono de ironía con el que está escrito, siempre buscando la sonrisa de quien lo lee y nunca intentando faltar a nadie.      

Un saludo y hasta la próxima                                          WILLY