lunes, 8 de septiembre de 2014

Acariciando el Asfalto



Hola a todos y a todas, yo soy la Guaja, mi prima la Nenina, ya escribió hace tiempo algunas crónicas en este blog.

Yo soy la nueva compañera de fatigas de Willy, pero a diferencia de mi prima, que puede andar por las caleyas, disfrutando con Willy de unos paisajes espectaculares, un aire puro cien por cien, y una naturaleza difícil de describir yo solo puedo andar por el asfalto, compartiéndolo con los coches y los camiones y con un aire un poco más “chungo”, pero espero llevar a mi “compañero de fatigas” por paisajes tan bonitos o mas que la Nenina.

 

Yo procuraré contaros en este blog, alguna de nuestras peripecias en ruta, tanto solos como cuando vayamos con los compañeros de los Milypico o con algún “grupín” de jubiletas que tanto abundan por la carretera.
Yo no soy una bici “tope de gama”, ( lo que sería tirar el dinero, viendo que Willy tiene últimamente la misma forma física que el muñeco de Michelín…), pero soy bastante más ligera que mi prima y aunque mi compañero anda un poco mosqueado porque cree que me voy a romper al pillar el primer bache, creo que podremos pasar buenos momentos pedaleando.

Nuestra primera salida juntos, fue ayer. Willy iba más tieso que si se hubiera tragado el tenedor con los cereales del desayuno.
Todo lo que Willy había montado en una bici de carretera se podría reducir a……..200m en toda su vida, así que era un poco comprensible.
Willy, para quien no lo sepa, nos va hablando durante la ruta, tanto a mi prima como a mí. Nos comenta como ve la ruta, como ve esa subida, si tendrá que hacer un andariegu, y nos anima diciéndonos “ ¡¡¡Venga, venga, que ya estamos arriba ¡!!!! Y otras veces nos alegra la ruta comentándonos de qué va a ir la crónica de ese día.

Nuestra primera toma de contacto juntos, discurrió por los alrededores de Gijón, por la Providencia, Somió y el Infanzón.
Willy andaba “acojonadillo”, pues yo no tengo a San 36 ni un “plato” pequeño para poner el “molinillo” en una trialera. Aunque yo le decía que no nos haría falta, que el asfalto era otro mundo diferente a la montaña.
La llegada al Piles, fue bien, y a Willy ya le parecía que la velocidad era superior a la que había hecho con la Nenina el día anterior.




Dejamos el Hotel Begoña y empezamos a subir la Providencia, la cosa no nos iba muy mal, y aunque la carretera empezaba a tirar “parriba”, nuestro rodar era todo lo “fluido” que se puede esperar de dos “novatos”.

Willy no paraba de apretar con fuerza el manillar, hasta casi cortarme la circulación, y de mirar los piñones que le quedaban por utilizar, y para su sorpresa, al llegar arriba, alguno sobraba, no muchos, la verdad, pero alguno si que estaba sin usar. Para deleite mío, su corazón no estaba en la “zona roja” como ayer con mi prima, al querer dar alcance a otros ciclistas.
Vuelta en el Tasqueru y a bajar la Provi. Mi compañero no había mas que intentar buscar otros desarrollos con “el pulgar”, y más de una vez miró al manillar , preguntando “¿Dónde están los cambios?, Esta Gorgo me engañó, a la bici le faltan piezas”



La parte baja del manillar, está muy muy baja, y en un momento que Willy se vió “confiado”, intentó algo parecido a un sprint, resultado, yo abrí unos ojos más grandes que un plato de 80 dientes, resultado : nunca me vi. tan cerca de entrar a un contenedor.
Convencido de que antes de correr hay que aprender a caminar, dejó de hacer experimentos.


Las primeras curvas, redondas, redondas, no eran, eran más bien cuadradas, o esa forma veía yo en las trazadas que hacíamos, pero lo que quedó claro es que los frenos funcionan muy bien.
Siguiente “subida”, Somió; la mirada seguía en los piñones que nos quedaban pero metro a metro, seguíamos sin utilizar a San 28 ni a algunos de sus hermanos. 

La siguiente vuelta al circuito, ya fue mejor, la sangre ya volvió a circular por mi manillar, debido a la menor presión de las manos del piloto y las curvas ya las tomábamos mas redondas y a más velocidad. Y para sorpresa de ambos, sobraba algún piñón más que en la vuelta anterior en las subidas.
Alguna zona pedaleando levantado del sillín y “vigilando de cerca” a alguno de los abueletes que circulaban por allí, sirvieron para que aprendiéramos un poco más sobre como andar por el asfalto.
Tras casi tres horas de ruta, no sé cuantos kilómetros hicimos, pero cansados, llegamos un rato. Un poco de dolor en el cuello, creo que debido a la tensión y los nervios del primer día, no sirvieron para empañar la gran sonrisa que los dos traíamos. 

Bueno amigos, hasta la próxima, que intentaremos ya una ruta un poco más larga, solo falta que Willy compre una cámara por si pinchamos, no tener que llamar al 112 para que nos traiga de vuelta a casa.


Buena ruta a todos.                   
 La Guajina

6 comentarios:

  1. Muy wapa la bici Willy. Seguro que le sacarás mucho partido que ya vas pa la edad de bici de carretera :P

    Que la disfrutes mucho compi

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  2. ¿Edad de bici de carretera?. Wilky no hagas caso. Sigue familiarizandote con ella y a disfrutar.

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  3. ¡¡Joer Willy!! Casi metes ganes de pasase al lado oscuro.

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  4. Que pena chaval,yo que pensé que eras un paisano de monte y veo que estas convirtiendote en unmargaritu,que bajo estas cayendo.Jaja.
    Que no hombre que haces muy bien tu que tienes tiempu y dinero para compaginar las dos bicis.Many te dará la bienvenida al Asfalto Many Team

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  5. El lado oscuro es muy poderoso.

    Willy, olvídate de los Milypico, aquí estoy yo pa rodar a un ritmo como dios manda.

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  6. Que la encargada de acariciar el asfalto sea siempre ella y no tu, Willy.
    A disfrutala, pues. Y quien sabe, puede que algún día nos atopemos, tu con la guajina y yo con la viellina (34 años) por las rutas de lo jubilaos ( alto La Madera, Pola de Siero, la Campa, la Villa, el Pedrosu, etc,etc.

    ¡¡Viva los repechinos!!

    El bekariu

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