viernes, 24 de abril de 2015

LUCHA CONTRA LOS INFIELES (Capítulo II)

Y así, al alba, se encontraban Lynux y Willy en el punto de encuentro acordado. Puntuales llegaron el Sargento y Maese Pedro, que quería congraciarse con el Playu, temeroso de que éste le hubiera reconocido en la escaramuza de la noche anterior.


La ruta discurría alegre, y por terrenos conocidos, el Valle de Aboño, y las grandes fundiciones de espadas de Aceralia vieron a nuestros valientes Repechinos dirigirse a un futuro incierto.


Emboscados en un recodo del camino aparecieron, Motores, el Fogonero Mayor, del barco de Su Majestad y el grumete Josete, que esperaban alguna presa fácil para incrementar su patrimonio económico, pero al ver que los que aparecieron no eran incautos globeros, quitaron las bufandas que cubrían sus rostros y pusieron una sonrisa en sus caras y decidieron acompañar a la tropa unas cuantas leguas.





En las inmediaciones de la Posada de Montico, el grupo se separó en dos grupos de tres. Uno con el Sargento, Willy y Lynux, que seguían a cumplir la misión que tenían encomendada, y en otro Pedro, Motores y Josete que volvieron sobre sus pasos hacia la comodidad de la ciudad, no sin poder evitar una mirada de reojo del jefe del grupo y un “¡¡¡gallinas!!!” que salió de sus labios.

El reconocimiento de la zona encomendada al Sargento, comenzó en las Caballerizas de El Asturcón, y bordeando el rio Nora el terreno se volvía cada vez más hostil.



Las primeras escaramuzas surgieron nada más abandonar el cauce del rio, y las peleas con los insurrectos ya se hicieron patentes.




Alguna vez los dos soldados tuvieron que bajar de sus monturas ante las duras peleas en las que se embarcaban, eso sí bajo la dura mirada de desaprobación del Sargento. En ningún momento dieron un paso atrás, siempre adelante y con determinación y esfuerzo conquistaron el Alto de Santufirme haciendo retroceder a los bellacos que trataban de impedir su avance.


 


Una vez en el alto, y con el Naranco a la vista, dejaron descansar sus monturas y repusieron fuerzas.
Pero ante la orden del Sargento de:
    - Nos vamos, atacaremos por donde menos se lo esperan, subiremos al Alto de los Cuatro Vientos y aunque la ruta será más larga y dura, nuestra victoria será más dulce.
Porque….. ¿hay alguna duda de que vamos a hacer retroceder a esos bellacos del Lado Oscuro hasta los límites de nuestro reino?

El grito de “ SEÑOR, NO, SEÑOR”, retumbó en todo el valle y el descenso hacia Llanera fue un visto y no visto, pese a la dificultad que el camino entrañaba.

Ya los insurrectos corrían desperdigados por la explanada donde aterrizaban los dirigibles y tras un breve reconocimiento de la zona, los tres osados soldados empezaron el asalto al Monte de los Cuatro Vientos.


La subida para conquistar la cota marcada, fue más dura de lo esperado. La diferencia en número entre los defensores y los atacantes era terrible.

Las lluvias de piedras de las catapultas de los insurrectos casi bloqueaban el camino de los atacantes Repechinos y dificultaban y mucho su ascenso, pero inasequibes al desaliento y unas veces pie a tierra esquivando las grandes rocas, y otras dejándose los riñones para no descabalgar, fueron ganando metro a metro la cumbre.

Viendo que el avance de los fieros atacantes no decaía, las fuerzas del Oscuro empezaron a retroceder de su elevada posición, y la última zona para coronar Cuatro Vientos, ya fue más fácil para nuestros amigos, que ahora luchaban más con el fuerte viento que contra el enemigo.


Una vez tomada y limpia de herejes la cota, el asalto al Naranco ya fue coser y cantar, aunque por orden del Sargento rodearon el monte, tomando el camino más largo y cogiendo por sorpresa a los pocos que lo defendían.

Cual si los Dioses se hubieran aliado contra los Repechinos, y la llegada al Alto del Naranco no hubiera sido suficiente, un fortísimo viento trajo negras nubes que rodeaban a nuestros amigos, y que llenaban de agua la antigua ciudad de Ovetus que nuestros amigos tenían a sus pies.
A la orden del Sargento de :
-    Hay que limpiar de rebeldes la falda del monte, así que cagando leches , nos vamos a por los rezagados! Tenemos que comenzar una nueva Reconquista!!!

Y al grito de ¡¡¡¡¡REPECHINOS!!!!!  Y lanzando piedras cual Pelayo en Covadonga, espoleó su jaca y puso en fuga los pocos resistentes que quedaban.


Willy y Lynux envalentonados por el coraje de su jefe, sacaron fuerzas de flaqueza, clavaron espuelas a  sus monturas y se lanzaron a tumba abierta tras los pocos seguidores del Lado Oscuro que quedaban, no encontrando rastro alguno de ellos hasta el poblado de La Corredoria y dejando todo el terreno despejado hasta la vecina  Lugonia.

 
Una vez allí, tomaron aliento al resguardo de una cuadra, pero el agua y el viento les atacaba sin descanso, y viendo que no había rastro alguno del enemigo, decidieron volver a Gigia a descansar de tan gran aventura.

Lynux y Willy se tomaron la tarde libre, la noche y el día siguiente, pero al Sargento le quedaba la mala experiencia de acompañar a Yeloquehay a dar novedades a Fray Desdelpicu Bocanegra.


Antes de que el sol se pusiera tras el Picu, los dos se encontraban en una sala oscura y fría, en la cual, tras una gran mesa de roble y alumbrado por una vela y dos candiles, se encontraba el temido Bocanegra.

    - Cuál es el resultado de la batalla?

Preguntó Desdelpicu. Los dos visitantes se miraron de reojo esperando que el otro contestara.

    - ¿No me oís bien?

Dijo con un susurro el barbudo y temido prior levantando levemente su mirada hacia los callados visitantes.
 
   - ¡¡¡¡Victoria Señor ¡!!!!

Fue la respuesta que los dos temerosos visitantes.
Un silencio que les pareció eterno dio paso a una mueca con la mano de su ilustrísima, anunciando que podían retirarse no sin antes un pequeño comentario de “No esperaba menos de vosotros”


Lo que ni Yeloquehay ni el Sargento Playu vieron, fue la maléfica sonrisa que apareció en la cara del superior.  Con el sudor recorriendo la espalda de Yeloquehay y bañando el rostro del Sargento Playu acabó la visita, y los dos se fueron, tapado uno con el gorro de su habito y el otro con su capa, desapareciendo en la oscuridad de la noche.      

WILLY




jueves, 23 de abril de 2015

LUCHA CONTRA LOS INFIELES (Capítulo I)

El Padre Desdelpicu Bocanegra se mesaba las barbas pensando que había que meter en vereda a los infieles que empezaban a pulular cada día más por toda la Península Repechinera.



El Lado Oscuro se infiltraba poco a poco en la Tierra de San Repechín y había que tomar cartas en el asunto. Llamó a consultas a su mano derecha, Fray Yeloquehay, religioso acostumbrado a “sacar lo mejor” de cada Repechín en sus Retiros Espirituales en la Rivoira Sacrata.



Mirando por la ventana y dándole la espalda a su subordinado, el Padre Desdelpicu dijo:

    - Yeloquehay, creo que hay que dar una batida con los Repechinos por la zona central de la provincia, a ver si los ánimos están calmados, creo que hay conatos de de revolución entre los pueblos cercanos a Ovetus.

Fray Yeloquehay tragó saliva, acostumbrado a leer entre líneas las “sugerencias” de Desdelpicu, y disimulando su temblorosa voz, le contestó…

    - Lo que Su Eminencia diga, se hará sin dilación.

Viendo la seguridad en la respuesta de YeloquehayDesdelpicu le preguntó:

    - ¿A quién mandareis para esta misión?

    - Tengo los hombres adecuados ilustrísima, no hay ningún problema. Como jefe de la expedición, mandaremos al Sargento Playu, hombre curtido en mil batallas y del que podemos estar seguros de su discreción si hay que hacer retroceder a los infieles con tácticas no muy éticas.

    - ¿El resto de la tropa?

    - Lo mejor de los Repechinos, la Séptima Bandera, hombres sin escrúpulos que no tendrán compasión de quienes osen poner en duda vuestras órdenes ilustrísima.
Turonman, conocido como El Negro, por la zona de la que es originario.

   
- Me han dicho que se encuentra en el frente Cántabro, peleando a brazo partido en la batalla de Santo Toribio de Liébana.

Yeloquehay, tragó saliva nuevamente, y dijo:

    - Hablaré con el Sargento Playu y él se encargará de sacar lo mejor de la soldadesca que quede en los acuartelamientos de Cimavilla.

    - Bien, id en paz, Yeloquehay, y espero que me traigáis pronto buenas nuevas.

A Yeloquehay ya no le quedaba más saliva para tragar, porque lo que parecía un agradable “hasta pronto y a ver si tenemos suerte”, él sabía que quería decir “tráeme buenas noticias o visitarás las mazmorras donde interrogamos a las brujas y a los herejes“.

Sus pies no tocaban el suelo del palacio Arzobispal al salir, al igual que los cascos de su caballo no pisaban hierba alguna mientras se dirigían a Cimavilla a preparar la incursión por los Oviedos.
Reunidos en la Posada del Mercante, la más famosa del barrio alto, Yeloquehay y el Sargento Playu, comentaban las órdenes de Desdelpicu Bocanegra.

  
 - ¿ Con quién podemos contar para la incursión en las Tierras Oscuras?, ¿Con Pedro Stone, el Domador, al que siempre acompaña su león negro?. Preguntó Yeloquehay.

    - No, se encuentra con Turonman en Cantabria.
Una mueca de desacuerdo apareció en la boca del fraile.

    - Al  menos tendremos a Piti, el Iluminado, que es un buen baluarte si hay pelea.

    - Tampoco, en Cantabria también.

    - ¡¡¡¡¡Maldita sea ¡!! ¿Quién nos queda? ¿Many, el Gigante?

    - Cantabria.

Dijo el Sargento, al que se le podía empezar a ver una cara de auténtica preocupación al ver lo que se le venía encima.

     - ¿Sabéis lo que os podría suceder si no traéis buenas noticias de Oviedo, verdad?

Dijo Yeloquehay librándose de toda presión y pasándola al Sargento Playu.

Un ligero asentimiento y una mirada perdida por la ventana que daba a la antigua Rula, fueron la única respuesta. En un momento, las imágenes de su juventud cuando jugaba con los demás chicos en aquella rampa por donde los pescadores desembarcaban sus capturas, le hicieron añorar aquellos momentos que nunca volverían.

    - ¿Tendremos al menos a Yermano, el Chiquillín?

El silencio fue la única respuesta por parte del Sargento. El bullicio de la posada quedó anulado por el puñetazo que Yeloquehay pegó en la mesa, haciendo subir la jarra de vino a casi medio metro de altura, y mandando la vela que los iluminaba a la mesa de al lado.

    - ¡¡¡¡¡Maldita sea mi estampa!!!!! ¿A quién demonios vamos a mandar a la batalla, a Barrancas, al Bekariu y a Checho?

    - Peor ( fue la respuesta del Playu), ¡¡¡¡solo nos queda Lynux y Willy!!!!


Los dos personajes salieron de la posada y el Sargento Playu tomó el camino al barrio alto, pero un casi imperceptible carraspeo de Su Santidad hizo que volviera la cabeza, viendo que el fraile estiraba su mano con su anillo arzobispal, a la vez que rayos de fuego salían por sus ojos en dirección al valiente soldado. Este, al darse cuenta de su, casi garrafal olvido, giró en el aire y en un visto y no visto, estaba arrodillado a los pies del cura y besando la tan respetable joya. Después ya tomó camino a su casa, por la oscura y lúgubre Cuesta del Cholo, maldiciendo su suerte y mascullando y repitiendo :

    - Lynux y Willy, Willy y Lynux……..

En esto, aprovechando las sombras de la calle, salieron a cortarle el camino, dos rateros de poca monta, conocidos del barrio, Maese Pedro, conocido por todos por ser el informante de todo lo que se cocía en la ciudad,  y el cabo de Remeros de las Galeras de Su Majestad, Maese Marcos. Ambos habituales de los antros más infames de la ciudad ya habían gastado todas sus pagas y ante la debilidad que tenían por “la carne” y el buen vino, buscaban algún incauto a quien “aligerar la bolsa”.
Nuestro Sargento iba mascullando “Willy y Lynux” sin parar y al ver su camino cortado por dos sombras precedidas por dos espadas, siguió repitiendo cada vez en voz más alta “Lynux y Willy, Willy y Lynux” a la vez que sacaba su espada con la diestra y envolvía su ajada capa en la otra mano. Su mano  movía a una velocidad impensable su acero, ahora una defensa, ahora un ataque, ahora otro ataque y otro más.



Los dos incautos no sabían de donde les llovían tantas estocadas, solo podían distinguir destellos del frio acero producidos por un pequeño farol cercano.

Lynux y Willy, Willy y Lynux”, ya era como un grito de guerra y atronaba en todo Cimavilla. Pedro tropezó en su retirada y cayó al suelo, tuvo suerte, toda la furia del Sargento recayó sobre el remero, que más que defenderse, buscaba un hueco por el que poner pies en polvorosa y salir de aquel entuerto. Y así, dos espadas cayeron al suelo y una sombra grande y otra más pequeña pusieron pies en polvorosa, pero tuvieron que correr y mucho, porque la pequeña sombra del  Sargento les perseguía gritando su conocida retahíla: “¡¡¡¡Lynux y Willy……!!!!!”

Una vez en casa, El Sargento Playu degustó una sopa fría que le supo a gloria, y que supo que seguro echaría de menos en la odisea que le esperaba.
Mirando a su asustada hija, la bella Palma, supo que pronto tendría que enfrentarse a “otras guerras”, alejando a los moscones que la rondaban en cada uno de sus paseos por la ciudad, pero con casi un susurro, le dijo:
-Tienes que salir y mandar recado a Lynux y Willy. Quiero verlos mañana al alba en la encrucijada de Cuatro Caminos en perfecto estado de revista.
Rápida como un rayo, salió a la oscura noche con el fin de entregar el recado, cosa que consiguió antes de que las campanas de la capilla de la Soledad tocara la media noche.

Willy, sentado en su casa ante un mapa y buscando un nuevo viaje al Nuevo Mundo recibió el recado con cara de asombro.

 
  - ¿Yo embarcado en una misión de altura? Mejor me pongo a rezar y me encomiendo a todos los Santos, porque no sé si volveré a ver otro amanecer en esta bella ciudad

Lynux estaba también en casa. Arreglando la madera del suelo y pintanto las puertas y al recibir la noticia, en principio se alegró, pues estaba pensando en apuntarse a la Leva que llevaría soldados a luchar a los montes del Soplao, y esto le serviría de rodaje. Pero al ver que el jefe de la expedición era el Sargento Playu, sus piernas temblaron, a la vez que sus manos, y no era que hiciese frío en la casa, sino que recordaba antiguas escaramuzas en las que habían coincidido por la costa asturiana.


Continuará....

lunes, 20 de abril de 2015

NEVER PEDAL ALONE (NUNCA PEDALEARÁS SOLO)

Hace ya una temporada que no salía a rodar con los Repechinos, y este fin de semana se me presentaron dos opciones.

Una, acompañaba a tres “bttteros”, el Playu, Lynux y Willy en su aventura de ir al Naranco y volver, y dos, pedaleaba con Many, Yermano, Piti, Pedro y Turonman en una ruta de “flacas” que se celebraba en Cantabria y que tenía muy buena pinta.





Estaba clara la decisión, entre ir con el Playu, que se pasa todo el día comiendo en vez de pedalear, con Lynux, que para evitar al Hombre del Mazo, toma más geles que Paco Pastilles, y Willy, que aunque entrena en secreto con su “flaca”, en vez de mejorar, empeora….(y eso ya ye difícil…),  tenía claro que mi ruta de hoy iba a ser de carretera.



Los cinco Repechinos con los que compartí la ruta (aunque ellos no se dieran cuenta, estaba en todo momento pegado a ellos y no les perdía ojo), no lo hicieron del todo mal. Bueno, mal, mal….no lo hicieron, yo diría… ¡¡¡MAL NO….LO SIGUIENTE!!!! Hoy me siento benévolo y voy a decir en su ayuda, que el tiempo les castigó desde el minuto uno. Pero vamos a empezar por el principio...
Comenzaron el viaje el viernes, para estar más descansados en la ruta, ¡¡¡¡serán margaritos ¡!!!. Por si esto fuera poco, se metieron una cena que a poco dejan sin existencias al restaurante donde decidieron abrevar, porque aquello más que comer era devorar.

El sábado madrugaron, me extrañó que ninguno se durmiera, parecía que el día prometía y estos Repechinos eran serios a la hora de coger las bicis. También me dio buenas vibraciones que se apuntaran a la ruta larga, la de 184 km (si se hubieran apuntado a la corta de 110 km, yo no hubiera ni bajado la bici del coche). Pero vamos por partes, salimos de Potes y enfilamos el puerto de Piedrasluengas, un poco exigente, pero nada que asustara a un buen Repechín. Aquí, tras rodar en pelotón, ya se vió que alguno no iba muy bien y que terminar la ruta sería para ellos un auténtico Via Crucis. Yermano, cenó bien, durmió como un angelín, pero a la hora de andar en bici, no podía haber ido peor si se hubiera puesto los zapatos al revés. Unos 50 km duró su sueño de terminar, y es que entre el viento en contra, el frío y el ritmo del pelotón (que se escapó rápido) , se veía que hoy “no era el día pa los morenos” como diría mi abuelo. El ritmo se relajó en el grupo de nuestros amigos, pero ni así la cosa mejoraba. Yo creo que equivocó el bote de bebida con el biberón del crío lleno de leche caliente con anisinos, porque iba de un relajado y un tranquilo……
Total, que tuvo Daisy que venir con el “coche escoba” pa que no tuvieran que esperar para cerrar la línea de meta a eso de las cuatro de la mañana.





Otro que “igual baila”, fue Many. Mucho “que si yo subo el Mortirolo antes de desayunar en casa, que si no sé que ye el plato pequeño, que si…..” pero al final, cada vez que lo miraba, a quien me recordaba era a aquellos perros que se ponían en la bandeja de atrás de los Seat 124 y los 600, y que con la lengua afuera solo movían la cabeza en las curvas y con los baches.
Toda la ruta “atechado” en la cola del grupo, y solo se movía para sacar el pañuelo y “tocar la bocina” (MOOOOOC MOOOOC) y bufar como un jabalí cuando había que subir algún falso llano como el alto de la Varga o el Puerto de los Picones. Yo dejé Cantabria y él quedaba allí negociando para vender la bici a cualquier precio.




Piti, ¿Qué decir de Piti?, no encuentro palabras……no sé que decir, creí que era alguien de fiar, pero menudo chasco. Si voy al casino y apuesto todo mi dinero al 19 azul, seguro que tengo más posibilidades de ganar que apostando por él en esta carrera. Ye como un pulpo, todo patas, pero no encontró en ningún momento donde estaban los pedales para poder pedalear y ayudar un poco al grupo.
 




Mirándolo en la ruta, y viendo su flamante bici, mejor hubiera hecho como Willy y comprado una en el Carrefour y se hubiera ahorrado dinero, porque está claro que correr corre menos que el capitán Garfio con la pata de palo. Eso sí, se arrastra por la carretera con mucho “glamour”. Quitando unos relevos “que dio” (que la verdad no sabía si eran relevos o ataques), poco más que contar de su odisea cántabra.




Los kilómetros pasaban y tras pasar el puerto de los Picones, solo aguantaba “mal que bien” Peter Stone, echando una mano a Santo Job (perdón a Turonman, porque hay que ver la paciencia que tuvo este tío). Toda la ruta mirando hacia atrás, levantando el pié del pedal para no perder a sus compañeros. Creo que llamó al Playu para unos masajes al cuello de tanto mirar hacia atrás.



Pero me queda Peter Stone. Otro que  me dejó sin palabras. Rodar, lo que se dice rodar, rodó, pero lo mismo que si estuviera por la Senda de La Camocha, mirando el paisaje, viendo los pajaritos. Lo único bueno que hizo, fue quitarle un poco el viento a Turonman en alguna que otra recta. Tiró lo que pudo, aunque creo que si el niño de Yermano, con un añito,  pudiera andar en bici, seguro que lo dejaba de rueda en cinco minutos. Lo único para lo que vale ye pa “quitar el viento”, aunque para eso si Turonman compra un casco de contrarreloj, le va a salir más barato que invitarle a comer para pagar la gasolina de la furgo.

Una crónica “expres”, de esta ruta, sería algo así:
Salida en grupo por Potes, ritmo tranquilo, el pelotón que se escapa, Yermano acaba la gasolina, Many aguanta a cola del grupo, Piti se “refugia” tras Peter y Turonman.
Peter se refugia tras Turonman y “tira”, pero solo como un rayo de sol en una tormenta, visto y no visto.
Turonman sale bien, calienta patucas y cuando va a atacar, mira hacia atrás y ve a sus compañeros que ya van echando humo. Tiene que levantar el pié. Primero uno y luego levanta el otro, pero no abandona a sus compañeros.
Tira de ellos y los lleva en volandas hasta la línea de meta, en el camino le dio tiempo a pensar los menús de los churrumbeles para esta semana, el color de las paredes para su casa de León, revisar el presupuesto del fontanero y hacerse las uñas “a la francesa”.
Ya subiendo el último puerto,  San Glorio, tiró un poco para quitarse el frío, pero vió que si apretaba el ritmo, dejaba la carretera llena de cadáveres de Repechín.
Yo tengo que decir que casi me coge con el “pedal cambiado” subiendo este puerto y casi me deja de rueda, pero solo fue una ilusión momentánea.
Tengo que reconocer que este chaval me sorprendió y mucho. Si le hubieran dado “carretera libre”, seguro que habría dado mucha guerra a los “pros” de cabeza de carrera, y eso que el viernes por la noche puso la cabeza loca a la pobre Daisy con la ropa que pondría al día siguiente.( “Que si este pantalón no me hace juego con esta sudadera…que si este maillot  tiene un punto saltado, que si estos calcetines no son de marca….”)


Bueno, y esto es todo, hasta aquí mi crónica, que ya que Willy estaba “hidratando la piel” en el Naranco, yo soy el cronista “oficial”, pero no me gusta este trabajo, creo que me estoy volviendo viejo y empiezo a halagar a los Repechinos…….

Hasta la próxima, y no os durmáis que ya sabéis que estoy vigilándoos. 







KLANDESTINATOR

PDTA. Esta crónica es un pequeño homenaje para Turonman, por su espíritu de sacrificio y su personalidad, en ningún momento dejó a sus compañeros y siguió con ellos hasta el final.
Gracias Turonman, como dirían los gladiadores de Roma:

¡¡¡TURONMAN, LOS QUE TUVIMOS EL HONOR DE RODAR CONTIGO,…..TE SALUDAN!!!!

KLANDESTINATOR

domingo, 19 de abril de 2015

LAS 10 MARAVILLAS DEL MUNDO

Buscando por internet, encontré la clasificación de las 10 Maravillas del Mundo, y para mi sorpresa, entre ellas, en el número 8, estaban las Rutas Repechineras. Y, buscando más afondo, en la prestigiosa lista de Google,“The better 10 things that you can made with the dress on” (las 10 mejores cosas que puedes hacer con la ropa puesta), también estamos, aquí en el puesto 6. Y yo añado que si los que hacen las clasificaciones,  pudieran venir a una Riboira, una Ruta a Ciegas, o una Pajarona, nos pondrían  fácilmente en el Top3.






Hoy era domingo y el sol brillaba en el cielo. ¿Tenemos cuatro horas para pedalear?, pues está claro, a Pelayo a buscar a mas Repechinos. Hoy Trasmi, Piraguas, Turonman, Yeloquehay, Barrancas y un servidor fuimos los integrantes de la ruta.


La ruta era “sobre la marcha”, y la verdad es que decidimos subir por la derecha del camping y por las canteras, luego bajar a Peón y empezar a pasar por debajo de la autopista unas veces, por encima otras, por debajo unas, por encima otras…. ¿dije que pasamos unas catorce veces unas veces por encima y otras por debajo de la autopista?

Recordamos algunos “falsos llanos” que hacía tiempo que no recorríamos, y algunos caminos estrechos que mejoraron mucho desde la última vez que habíamos venido.

Las sensaciones fueron buenas, ¿pueden ser de otra manera cuando sales con una banda como esta?
La verdad es que es un privilegio poder recorrer la naturaleza asturiana de la forma que lo hacemos: Silenciosamente (menos cuando bufamos subiendo alguna trialera), ecológicamente (menos cuando llenamos los caminos con charcos de salado sudor), y cuidando la naturaleza (menos cuando babeamos las cunetas en esos “falsos llanos” interminables).


Y así entre risas, barro, alguna trialera y alguna caída (de la que sigo sacando pinchos) nos marcamos otra preciosa ruta, no será la mejor de este año, pero……una ruta con los Repechinos nunca te deja mal sabor de boca.

Arroes , el Curbiellu por detrás, y las áreas Recreativas pusieron nuestra guinda a la pedalada de hoy.






Después, ya solo bajar por el Mortirolo para amortizar las pastillas de freno y hacer un poco de slalom por la senda para esquivar a las tres mil personas que decidieron salir de paseo por ella.
Y así con la sonrisa en la cara, cada mochuelo a su olivo.

Da igual como sea la ruta, el final siempre es el mismo, una sonrisa y ganas de que llegue la próxima salida, ¿o no?.

Como dice la canción de nuestro compañero el Alloriau, ¡¡¡NOS VEMOS EN LA CALEYA!!! ( tiene una versión heavy que es Sufrirás por la Caleya).

Un saludo a todos.                  
Willy

lunes, 6 de abril de 2015

La IV Suprema o el supremo mazazo para algunos

El pasado jueves, aprovechando la festividad, YLQH y servidor Dani Linux, aceptamos la invitación del Sargento para realizar la cuarta edición de la Suprema, una ruta por los alrededores de Tapia de Casariego y Castropol.


 A las 10:00 tomamos rumbo a Tapia. Durante el viaje, pudimos observar que mucha gente se estaba desplazando fruto de las vacaciones en busca de relax. Nosotros, sin embargo, íbamos únicamente llevábamos como equipaje nuestras monturas y ropa para cambiarse pues preveíamos bastante barro.



A las doce, ya estábamos en ruta. Yo, insistía, a pesar de la hora tardía de la salida que no había prisa en la vuelta, que ya habíamos cambiado la hora y que teníamos sol de sobra. Pronto dejamos el asfalto para adentrarnos en caminos con bastante barro. Fue cuestión de minutos que la bici tomara su tono caleyero marrón.

La primera parte de la ruta era todo para arriba (que raro -.-) poco a poco comenzamos a acumular desnivel sin apenas avanzar kilómetros. Algunos tramos estaban destrozados por la maquinaria de la tala por lo que hubo que portear. El día estaba muy despejado y permitía deleitarse con las panorámicas.



Al llegar al Pico As Pexas paramos a reponer fuerzas. Menos mal porque ya empezaba a ir con la gasolina justa y sólo llevábamos 18 km!!


Una vez acabado nuestros bocatas y sin poder encontrar una máquina expendedora de café, tomamos rumbo hacia el siguiente objetivo el Pico Macu. El descenso fue divertido y rápido que terminó en un barrizal donde YLQH y yo casi nos vemos engullidos. El ascenso fue largo y aquí empezamos a encontrar un problemilla que viene siendo típico en las salidas largas como ya pasó en la Rivoira: El agua empezó a escasear.


Comenzamos el largo ascenso entre arboledas, caminos de barro y alguna zona intransitable hasta llegar a una zona más abierta. En esta zona ya nos quedamos sin agua. Comenzamos el descenso (aunque siempre acaban siendo subidas) hasta encontrarnos con un tramo de circuito de descenso donde YLQH y el Sargento quisieron probar sus dotes.


Poco a poco nos fuimos acercando al area Recreativa Monte Pousadoiro y ya parecíamos uvas pasas de lo secos que estábamos. Al llegar allí, nuestro temor se hizo realidad: el grifo no echaba agua. Antes de que YLQH rellenara su bidón de un caño con dudosa procedencia, preferimos seguir la información de unos motoristas que nos encontramos que nos decían que encontraríamos casas a 2km.

Nos pusimos en marcha en una rápida bajada y encontramos un pequeño pueblo donde una amable chica nos rellenó los bidones. Buaahhh que sensación! Fue como el día de la Rivoira en la que Willy ni hablaba de la sed que tenía jaja

Nos pusimos en marcha, ahora tocaba un poco de asfalto con algún que otro repecho pero lo más jodido es que teníamos el aire de frente y sólo nos quedaban unos 40 km!! Tras dejar el asfalto.


Cogimos la senda que bordea la ría y aquí ya el tío del mazo no paraba de dame leñazos. Para no retrasar más a mis compañeros, decidí coger la carretera a 20 km del final.


Al llegar a Tapia se podía observar el gran ambiente por los campeonatos de surf. Alguno pasaba ojiplático al lado de la bicicleta preguntándose por dónde leches se habría metido su dueño jeje



Poco más que contar, un lavado de bicis y un café con un pastel para ponerle la guinda al día (aunque algunos lo terminamos muchas horas más tarde jeje)

Bueno pues nada más,
un abrazo y nos vemos en las caleyas.

Dani Linux